Martes, 12 de octubre de 2021, Arnaldo Guerra.
A un año y medio del inicio de actividades, la cooperativa de lecheros cerrará el año con 130 millones de litros comercializados. Anuncia que intensificará el trabajo para desarrollar productos con la materia prima de sus cooperados.
Posición por demanda de Fedeleche
“No estamos de acuerdo con lo que se postuló ahí, y se lo hicimos saber a Fedeleche”, dice Christian Arntz sobre la demanda de la Federación Nacional de Productores Lecheros que se opuso al acuerdo extrajudicial de Soprole y Prolesur con la Fiscalía Nacional Económica, que investigó irregularidades en los pagos por la compra de leche. Se refiere a que, entre los argumentos para probar la discriminación de precios que denuncian contratos de sociedades de productores, a todo nivel se venían impulsando.
“Tenemos todo el derecho y no hay ninguna contravención legal de que un grupo de productores pueda comercializar en conjunto su producción. Somos una cooperativa legalmente constituida, con todos sus estatutos y papeles al día, y hacemos sinergias entre asociatividad y cooperativismo, temas que han sido incluso parte de la política del Ministerio de Agricultura, que ha incentivado la asociatividad con base en las cooperativas; por lo tanto, no nos pareció mezclar cosas en lo que fue la demanda”, señala.
Agrega que Fedeleche explicó que no quiso ensuciar a los grupos comerciales, que han sido incentivados en parte de la política gremial de Fedeleche.
“Creo que no fue una buena decisión. Ellos tendrán sus razones. Nosotros no las compartimos en su momento y también quisimos hacer la diferencia con otros grupos de productores que buscan centralizadamente capturar algún beneficio, pues somos un productor asociado. La diferencia es que acá la empresa cuando nosotros le vendemos la leche, la vendemos como Campos Australes y la empresa se la paga a Campos Australes, y después nosotros le pagamos a cada uno su leche. Y tampoco veo la complejidad de que existan otras modalidades, que me parecen perfectamente válidas”.
“Sin temor a equivocarme, hoy Campos Australes, después de Colun, es el grupo negociador o cooperativa que más litros tiene; estamos ya sobre los 350 millones”, destaca Christian Arntz, presidente de la sureña agrupación de productores lecheros y líder de la Sociedad Agrícola y Ganadera de Osorno, SAGO.
La empresa lleva algo más de un año y medio funcionando y cuenta con 41 socios, entre los cuales sobresale Manuka, la firma de productores neozelandeses radicada en la Región de Los Lagos, desde la que salió la iniciativa de asociación con productores chilenos para mejorar la posición en el mercado y en la comercialización. Se empieza a cumplir el gran sueño de muchos lecheros que ven en la cooperativa Colun el gran faro para mejorar su negocio integrándose verticalmente en la cadena a través de una cooperativa.
La cooperativa ha avanzado a paso firme. La meta de este año era cerrar con 100 millones de litros de leche cruda comercializados entre las diferentes plantas procesadoras que operan en el país, pero ya las estimaciones están superadas, y se espera retomar la elaboración de
productos con marca propia, hechos por un tercero, o a maquila, como se conoce.
“Hoy, los negocios que se hacen son de comercializar la leche de nuestros asociados de la mejor forma, a través de un sistema de optimización de las distintas salas con un objetivo muy claro: ser los más seguros abastecedores de leche de calidad para las distintas plantas con las que operamos. Por lo tanto, se produce ahí un efecto win win, porque podemos comercializar de manera óptima la producción de nuestros cooperados y, a la vez, las plantas reciben la cantidad y la calidad de leche que requieren en los distintos períodos del año, lo que hace que tanto la industria como los productores se beneficien”, dice Christian Arntz.
En una reciente ceremonia en la que Manuka hizo su cierre de temporada 2019- 2020, el gerente general de Campos Australes, Vicente Urcelay, señaló que de los 41 socios que componen la cooperativa, 22 se encuentran en el rango entre 300 mil y tres millones de litros producidos al año. Dentro del total de asociados, Manuka, la más grande, tiene el 20% de las acciones.
La otra línea es la maquila, que ya tuvo su partida el año pasado mediante un proyecto Corfo.
“Tuvimos una experiencia cuando todavía no nos convertíamos en cooperativa y mediante un profo (Proyectos Asociativos de Fomento) estuvimos maquilando para conocer cómo era el negocio, en especial con algunas queseras, y ese producto se puso en el mercado, se pudo comercializar, pero fue una experiencia piloto. Hoy estamos viendo cómo llevar eso a una experiencia comercial más sólida. Para eso tenemos establecidas marcas como Campos Australes y Campos de Los Lagos y otras”, subraya Arntz.
Procesamiento pendiente
La tercera línea es la integración vertical, proyecto que pretende procesar la leche de los cooperados.
“Estamos viendo alternativas para la industrialización de nuestra producción con alguna industria que quiera trabajar con nosotros, o también mirando caminos propios en el futuro… Hasta no tener mayores certezas y adelantos y no haberlo comunicado a nuestros socios, no puedo anticipar nada, pero permanentemente se están evaluando ideas de inversión hacia la industrialización. También hemos explorado la industrialización a través de la maquila, y para eso estamos viendo distintas formas de asociatividad con algunas plantas para nuestras marcas propias, pero a mediano o largo plazo la industrialización siempre está presente”, recalca Arntz.
Insiste en que, pese a las dificultades e inversiones que conlleva industrializar, vale la pena hacerlo.
“Mientras uno avanza a procesamiento y más se acerca al consumidor final, más valor puede agregar. Incluso hoy la leche que sale de la vaca no es considerada un alimento en el Código Sanitario. Es un insumo para producir alimentos, pero la leche que sale de la vaca no es un alimento, no se puede consumir. Nadie la puede tomar, por lo tanto se necesita hacer un proceso industrial para que esa leche pueda llegar al consumidor. Desde ese punto de vista, obviamente, agregar valor a través de la industrialización es algo que todo agricultor tiene como un sueño, y las cooperativas pueden cumplirlo y están llamadas a hacerlo”, responde.
Reconoce eso sí, que en su planificación la inversión en fierros es lo último.
Puerta abierta
Christian Arntz aclara que la diferencia entre la leche comercializada y la suma global que aportan los productores, 130 millones de litros comercializados y 350 millones de litros en total, tiene que ver con que algunos cooperados tienen todavía comprometida su producción por contratos con otras industrias, y que en la medida que esos compromisos vayan llegando a sus plazos se van a ir incorporando a la cooperativa.
Pero, además, el volumen seguiría creciendo porque se volvió abrir la posibilidad de incorporación de nuevos productores a la cooperativa.
“Siempre ha habido interés, pero mientras hicimos la transformación desde una SPA, que es como nació Campos Australes, a una cooperativa, hubo un período en que no se pudieron incorporar socios, obviamente, porque se estaba transformando la estructura de la empresa, pero hoy que ya es una cooperativa consolidada nuevamente se ha abierto. Estamos en una campaña de captación de socios, la cual ha aportado en pocas semanas alrededor de 30 millones de litros adicionales. Eso nos hace pensar que de aquí a finales del próximo año vamos a estar cerca o pasando los 400 millones de litros como cooperativa.
El directivo descarta que Campos Australes esté conformada solo por grandes productores.
“Tenemos productores de todos los tamaños. De hecho, la mayor cantidad está entre el millón y los tres millones de litros, e incluso el más pequeño produce alrededor de 300 mil litros, que es el mínimo hoy para optar a la cooperativa. Nosotros entendemos que hoy un productor de 300 mil litros pertenece prácticamente a la agricultura familiar campesina”, aclara.
Y el atractivo del modelo de trabajo asociativo no se ha perdido, ya que es notoria la diferencia que reciben los productores al comercializar.
“El precio es determinado por las pautas de pago y en ellas existen algunas veces bonos que tienen que ver con el volumen. Entonces, obviamente, cuando uno está integrado —y de cara la industria el productor no es de un millón de litros, sino que de 110 millones… No puedo dar detalles de una planta en particular, pero si a una la proveemos con 35 millones de litros, para la planta eso es equivalente a un productor, por lo tanto obtiene todas las bonificaciones. Eso, efectivamente, hace que el productor más pequeño tenga mayores ventajas, porque si se integrara de manera individual, es obvio que estaría en una escala de bonos más baja”, agrega.
Lo anterior significa en la práctica diferencias de 5 pesos y hasta 10 pesos por litro, si se suman otros bonos que se pueden negociar con las plantas, para el pequeño productor, y entre 3 y 5 pesos para los más grandes.
Para Christian Arntz, la clave de éxito para cualquier asociatividad y, particularmente la cooperativa, es tener una administración de primer nivel.
“Una cooperativa bien manejada, con una buena gerencia, con una buena administración, no es sinónimo automático de un gran éxito, pero, sin lugar a dudas, ayuda mucho. Una mala administración de entrada puede hacer zozobrar la mejor idea”, dice.